DATOS DE CONTACTO DE LA FUENTE

Latitud: 14°13’49.076″ N
Longitud: 74°48’45.888″ E

SHARAVATI: ENTRE RESERVA NATURAL Y TRADICIÓN RELIGIOSA

Sharavati es un río de 128 km de longitud, conocido sobre todo por sus cataratas, las cascadas de Jog, que son las más altas del país. Cuenta la leyenda que el dios Rama, para saciar la sed de su esposa Sita (diosa de la tierra cultivada y la vegetación, símbolo de la fertilidad), disparó una flecha con su arco y la clavó en el suelo, provocando una grieta que dio origen al río Sharavati (shara significa flecha) y llevando el agua hasta su amada.

Sharavati es un importante lugar de biodiversidad preservada, un auténtico pulmón verde del suroeste de la India, que alberga fauna y flora, parte de las cuales están protegidas. Fue declarado reserva natural en 1972 y alberga todo tipo de especies, algunas de las cuales están en peligro de extinción.

Sharavati representa la India de los gestos. Un modo de vida dictado por códigos religiosos muy poéticos, como el Puja, un ritual de 15 pasos dirigido por un brahmán y destinado a provocar el descenso de las deidades en un objeto, una imagen que las representa. Esta ceremonia adquiere un aire perfumado gracias a las ofrendas de flores que se hacen a las deidades. En la tradición hindú, cada casa y templo cuenta con uno o varios altares que permiten invocar a los dioses.

El puja es un ritual diario que permite dar gracias a los dioses. En primer lugar, se les invita evocándolos y proponiéndoles sentarse a nuestro lado, se les ofrece la posibilidad de asearse tras el viaje que acaban de realizar para reunirse con nosotros y se les da las gracias ofreciéndoles flores, comida y aromas como el sándalo y el incienso. Al final de la ceremonia, se da las gracias al dios y se le despide para que pueda regresar al lugar de donde vino. El puja es también un ritual practicado por los budistas y los jainistas.

UNA NIEBLA INTERIOR IMPREGNADA DE COLORES

Nuestra bruma para interiores Sharavati es la potencia y la belleza de la flora india irrigada por sus cursos de agua y una explosión de colores que van desde el jazmín hasta la rosa, pasando por el geranio. Colores que se entremezclan para pintar un lienzo divino que el sándalo fija finalmente en un acorde que une la tierra y el cielo para difundirse en su hogar.